Pedro Palomino

 

 

 

CAPÍTULO 6º.- Siglo XIX.

 

A finales del siglo XVIII, en el mundo entero comenzó una nueva etapa histórica. Las revoluciones francesas y norteamericana, fueron los primeros avances para el establecimiento de la democracia.
En Gran Bretaña, la industria empezó a cobrar fuerza aumentando la capacidad productiva y el nivel de vida, dando comienzo a una etapa de progreso.


La revolución francesa de 1789, fue decisiva para la democracia, ya que en ella se establecieron los principios de: libertad, igualdad y fraternidad. Al principio fue bastante pacifica, pero en 1792 fue adquiriendo un signo mas sangriento al dar comienzo las guerras con otros países, quedando en medio de todos estos conflictos, la libertad y la democracia arrinconados. El régimen autoritario de Napoleón, pretendió someter a toda Europa con sus ejércitos.


Los movimientos nacionalistas italiano, alemán y húngaro, fueron los grandes protagonistas de estas revoluciones de 1848, en la Europa central, pero no lograron conseguir sus objetivos.
En España, el periodo de Restauración comienza en 1874, con la introducción de Los Borbones, que tras el agitado sexenio democrático, España comenzó con un periodo de estabilidad política. El triunfo del liberalismo fue aparente, ya que el sistema político se basaba en el caciquismo y en la corruptela electoral.
El desarrollo económico fue muy pobre, permaneciendo gran parte de la población al margen de la modernización.


El crecimiento demográfico fue muy lento durante las últimas décadas del siglo, debido al atraso del país y a la fuerte emigración. El cólera de 1885, que ocasionó más de 120.000 muertes, debido al cólera morbo.

fernandovII

FERNANDO VII (1874 – 1833), fue el noveno hijo de los catorce que tuvieron Carlos IV y Maria Luisa de Parma. Tuvo malas relaciones con su padre, pues siendo aún Príncipe de Asturias, conspiró contra su padre, descubierta ésta, el Príncipe fue condenado por el proceso de El Escorial en 1807, aunque en seguida pidió y obtuvo el perdón de su padre.


Encabezó el Motín de Aranjuez, en el que arrebató el trono a su padre, derribó en 1808 a Godoy del poder, Fernando VII mantuvo contacto con napoleón durante las conspiraciones, se encontró con que napoleón invadió España, le hizo apresar y conducir a Bayona, obligándole a devolver la corona a Carlos IV, para que este abdicara del trono español a favor de su hermano José I.


Mientras que Fernando VII permaneció cautivo en Francia, el pueblo español asumió la resistencia contra los franceses, conduciendo a las Cortes de Cádiz a realizar la primera Constitución española en 1812, durante la Guerra de la Independencia (1808 – 1814). Este rey cautivo, se convirtió en un símbolo para las aspiraciones españolas, motivo este por el que recibió el sobrenombre del “Deseado”.Derrotados los franceses, Fernando VII recuperó el trono en 1813 y tan pronto como llegó a España, restableció la monarquía absoluta, eliminando la Constitución de 1812 y todo lo realizado en su ausencia por las Cortes. El resto del reinado de Fernando VII, estuvo marcado por su resistencia a reformar el antiguo régimen acompañado de represiones sangrientas contra los movimientos liberales.


Durante el sexenio (1814 – 1820), se limitó a restablecer la monarquía absoluta, como si no hubiese ocurrido nada desde 1808, lo que dio motivo para agravar los problemas financieros, por los privilegios fiscales y la insuficiencia del sistema tributario, el endeudamiento creciente, ahogaba a la Hacienda Real, perdiendo España protagonismo internacional. Fernando VII, fue incapaz de reaccionar ante la emancipación de las colonias americanas, permitiendo su independencia.

general rafael Riego


En 1820, las tropas reunidas en Andalucía, al mando del general Riego, pusieron en marcha un proceso revolucionario, que obligó al rey a aceptar la restauración de la Constitución de 1812.
Durante el llamado trienio liberal (1820 – 1823), Fernando VII, intentó salvar el trono, fingiendo admitir su nuevo papel de manera constitucional, utilizando todos los recursos que pudo para hacer fracasar al régimen, obstaculizando las reformas de las Cortes.


Conspiró, para dar un golpe de Estado, con la Guardia Real en Madrid, que fracasó en 1822. Llamó en su ayuda a las potencias absolutistas de la Santa Alianza, para propiciar una nueva invasión francesa en la Península con la compañía de los “Cien mil hijos de San Luis”, que, bajo el mando del Duque de Anguelina, derribó el régimen constitucional y repuso a Fernando VII, como rey absoluto en 1823.
Se inició entonces la “Ominosa Década” (1823 – 1833), durante la cual Fernando VII, exacerbó su odio vengativo contra el liberalismo.


En los últimos años de su reinado, las preocupaciones políticas vinieron de otro lado, en 1830, promulgó la Pragmática sanción, aprobada por las Cortes de º1789, en la que se abolía la Ley Sálica, permitiendo que las mujeres pudieran heredar el trono.


Esta decisión fue muy oportuna, ya que ese mismo año, nació un heredero de su cuarto matrimonio con su sobrina Maria Cristina de Borbón, pero resultó ser una mujer, la futura reina de España Isabel II.


La situación desató las iras del príncipe Carlos María Isidro, hermano del rey, que se vio apartado de la sucesión al Trono, pasando a encabezar el descontento de los ultraderechistas. Los realistas puros, habían protagonizado una sublevación en Cataluña en 1827 y se preparaban para afrontar una contienda civil; esto hizo mella en el rey, quien en un momento de su enfermedad, derogó la Pragmática, volviéndola a promulgar en 1832, condicionando al España a la primera Guerra Carlista (1833 – 1839).
Intrigas en palacio, llenaron los últimos momentos de este reinado desastroso. Una vez muerto Fernando VII el 29 de Septiembre de 1833, un nuevo periodo de regencia se inicia con una extranjera, María Cristina, como regente de su hija Isabel II, con lo que se consiguió una profunda división en España.

ISABEL II

ISABEL II (1830 – 1904), Asumió el trono de España el 29 de Septiembre de 1833, nada mas morir su padre, contaba solo tres años. Su nacimiento y ascensión al Trono, provocó grandes conflictos con su tío Carlos Maria Isidro (Carlos V), que hasta entonces era el primero el la sucesión al Trono y no aceptó que Isabel fuese nombrada primeramente Princesa de Asturias, mediante el real decreto del 13 de Octubre de 1830 y jurada heredera de la Corona el 20 de Agosto de 1833.


Durante los primeros años de su reinado, la regencia, fue asumida por su madre Maria Cristina de Borbón hasta 1840, en que fue declarada mayor de edad por las Cortes, siendo nombrado regente en el periodo 1840 a1843, el general Espartero. A los dieciséis años, se casó con su primo Francisco de Asís Borbón, el 10 de octubre de 1846; ese mismo día también lo efectuó la Infanta Maria Luisa Fernanda, hermana de la reina, que lo hizo con el Duque de Montpensier, hijo de Luis Felipe, rey de Francia.


Entre los años 1833 y 1840, tuvo lugar la primera Guerra Carlista, que representó un gran retraso en la construcción de España, agrupándose las discordias internas, entre los que empezaron a llamarse “moderados” y los “progresistas”.


La guerra radicalizaba las posturas y el marco jurídico del Estado no era fruto del consenso, pues cada partido tenía su misión y por eso las “constituciones” no tenían solidez. La Constitución de 1812 fue suspendida en 1814, después fue reintegrada en el trienio y sustituida de nuevo en 1834, por un moderado Estatuto Real, obra de Martínez de la Rosa, que fue la antesala de la Constitución de 1837.
Loa llamados “moderados”, implantaron otra en 1845, que fue suspendida durante el Bienio Progresista (1854 – 1856), volviendo a estar vigente hasta la Revolución de 1868.


A parte de la guerra, en España hubo grandes calamidades y desordenes como : la aparición del cólera morbo, la matanza de frailes en julio de 1834 por haber sido acusados de envenenar el agua de las fuentes públicas, los “progresistas”, suprimieron las comunidades religiosas en Julio de 1837, ordenando la venta de sus bienes, por un decreto de Mendizábal.


Entre tanto la guerra proseguía en Navarra y Provincias Vascongadas, muriendo Zumalacarregui en el primer sitio de Bilbao, terminando con el Convenio de Vergara, el 31 de Agosto de 1839, realizado por el general Espartero y Don Rafael Maroto, en el que quedó reconocida como reina de España Isabel II.


Maria Cristina, después de la muerte de su esposo, se casó secretamente con el sargento Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, el 28 de Diciembre de 1833, con lo que se granjeó buena parte de su conformidad.
Tras varios fallidos intentos de conciliar las tendencias políticas entre “moderados” y “progresistas”, se creyó en el deber de renunciar a la regencia, confiando a sus hijos a la custodia de los españoles, exiliándose de España el 17 de Octubre de 1840, en el vapor “Mercurio”, trasladándose a Roma, donde obtuvo la bendición del Papa Gregorio XVI a su matrimonio morganático, trasladándose luego a Paris.

Baldomero_Espartero


Reunidas las Cortes en 1841, fue nombrado regente Espartero, que era el jefe del partido “progresista”, quien después de sofocar los pronunciamientos militares en Madrid y el Norte, hechos por los “moderados”, fue depuesto, teniéndose que marcharse a Inglaterra en 1843.


A los rápidos gobiernos presididos por Don Salustiano Olozaga y González Bravo, les sucedió el jefe del partido moderado Narváez y en los diez años que duró, figuraron como principales disposiciones:


La creación de la Guardia Civil, en 1844.
El plan de estudios del Marqués de Pidal, en 1837.
La inauguración de las primeras líneas férreas.
La reforma de la Constitución de 1837, por la de 1845.
La suspensión de la venta de los bienes del clero.


Entre los sucesos más importantes destacan:
El atentado de Martín Moreno contra la Reina, al salir de la Capilla Real el 2 de Febrero de 1852, que terminada la función religiosa celebrada por el nacimiento de la Princesa María Isabel, fue herida por un puñal.
El pronunciamiento de O’Donnell, en la plaza de la Vicalvarada de Madrid, en junio de 1854.
La publicación del “Manifiesto del Manzanares”, que provocó el alzamiento general y la caída del partido moderado.


La Revolución de 1854 – 1856, llamado el “Bienio Progresista”, llevó al poder a Espartero y O’Donnell, el primero como Presidente y el segundo como ministro de Guerra, dos años duró esta situación, que terminó en julio de 1856, con una crisis total, retirándose Espartero a Logroño.

Leopoldo_ODonnell


Isabel II, dio los poderes al general O’Donnell, para que formase un nuevo gobierno, del que formaron parte Ríos Rosas, como ministro de la Gobernación y Manuel Cantero, de Hacienda. La divergencia en la venta de bienes eclesiásticos, provocó la sustitución por otro gobierno, en Octubre de 1856, el cual estuvo presidido por el general Narváez.


Con la dimisión del general Narváez en 1857, fue llamado al poder, el general Armero, el cual firmó un Gobierno de transición, durante el cual Isabel II, dio a luz un Príncipe, el 28 de Noviembre de 1857, heredero de la Corona, al que se le puso el nombre de Alfonso XII, que fue apadrinado por el Papa Pío IX.
Se formó la “Unión Liberal”, que formó gobierno con O’Donnell, el 23 de Junio de 1858, logrando unir a los hombres mas fuertes de los “progresistas” y “moderados”; durante este gobierno, tuvo lugar la guerra de África desde Octubre de 1859 a Abril de 1860, terminando por la paz solicitada por Muley-el-Ahbas, el 26 de Abril de 1860.


Otro pronunciamiento fue el de San Carlos de la Rápita, promovido por Jaime Ortega, capitán general de Baleares, a favor de Carlos VI, fracasado el intento, el general fue apresado y fusilado.


Ante todos estos acontecimientos, contrasta la pasividad del mundo rural, mayoritario, pero sumido en la rutina y el eterno problema de la tierra, fuente casi única de los ingresos. El resultado de las desamortizaciones, favoreció mas a las ciudades que a los pueblos, concentrándose en dos grandes bloques:
La desamortización de Mendizábal en la que se decía lo siguiente:

 

A su Majestad la Reina Gobernadora:

“Señora, vender la masa de bienes que han venido a ser propiedad de la nación, no es tan sólo cumplir una promesa solemne y dar una garantía positiva a la deuda nacional, es abrir una fuente abundantísima de felicidad pública; vivificar una riqueza muerta, desobstruir los canales de la industria y la circulación; apegar al país por el amor natural y vehemente a todo lo propio; ensanchar la patria, crear nuevos y fuertes vínculos que liguen a ella; es, en fin, identificar con el trono excelso a Isabel II, símbolo de orden y libertad. No es, señora ni una fría especulación mercantil, ni una nueva operación de crédito…El decreto que vaya a tener la honra de someter a la augusta aprobación de V. M. sobre la venta de bienes adquiridos ya por la nación, así como en su resultado material ha de producir el beneficio de minorar la fuerte suma de la deuda pública, es menester en su objeto y aun en los medios por donde aspire a aquel resultado, se condene, se funde en la alta idea de crear una copiosa familia de propietarios, cuyos goces y cuya existencia se apoye principalmente en el triunfo completo de nuestras actuales instituciones”.

Febrero de 1836.

Juan Álvarez de Mendizábal

.La Ley Madoz de 1855

La desamortización civil de Madoz.

Si la primera es famosa por los enormes destrozos que acarreó al patrimonio, la segunda, tuvo mayores consecuencias para la población rural. La venta de los bienes propios y baldíos, unidos a los cerramientos de fincas, la prohibición de los usos de  aprovechamiento colectivo, como era el espigueo y la rastrojera,, agravó la situación del campesino modesto hasta límites extremos, ya que los hospitales y asilos que acogían a los desheredados sufrieron las consecuencias, ya que la Iglesia no estaba en condiciones de prodigar limosnas. En las casa de expósitos, laas tasas de mortalidad aumentaron, se excluyó de la Milicia nacional, a quienes no acreditaban un ingreso mínimo de cinco reales diarios; para ser senador, había que disfrutar de un cargo elevado o una fortuna considerable.


Los “lances entre caballeros”, eran frecuentes, aunque pocas veces con resultados mortales. El vestido, seguía manteniendo el rango diferenciador, la levita y chistera, seguía separando alas clases altas de las medias y bajas.


Desapareció el mayorazgo, y la obligación de repartir la herencia entre todos los hijos, dio al traste con muchas fortunas, desaparecieron los títulos de Castilla, creándose en su lugar los de “hechos de armas”, como el de Espartero, que se le nombró Príncipe de Vergara o por el dinero, como el del Marqués de Salamanca.


Isabel II, estuvo manipulada por sus ministros y por los religiosos, como el Padre Claret y Sor Patrocinio. La “noche de San Daniel”, del 10 de Abril de 1865, en la que con motivo de una manifestación de estudiantes, a favor del Sr. Montalbán, rector de la Universidad, el cual había sido separado de su cargo, por haberse negado a expedientar al catedrático Don Emilio cautelar, provocó 11 muerto y 193 heridos, provocando la caída del gobierno, dando paso a la Revolución de 1868.


La situación había llegado a un punto en el que no había retorno, teniendo una vez más que formar gobierno, Narváez, mientras que los “progresistas” y “republicanos”, firmaban en Ostende, un pacto para derrocar a los Borbones.


Por una coincidencia fatal, murieron casi a la vez, los apoyos más firmes que tenía Isabel II, O’Donnell y Narváez, encabezando otra sublevación, Prin y Serrano.
El reinado de Isabel II se puede resumir así:


1833--1840.- Regencia de Maria Cristina, de tendencia moderada, salvo el paréntesis progresista, motivado por el Motín de la Granja.
1840--1843.- Regencia del general Espartero, de carácter progresista, derrocado por los generales de tendencia moderada.
1843 – 1854.- Mayoría de edad de Isabel. Gobiernos moderados.
1854 – 1856.- Bienio progresista.
1856 – 1868.- Gobiernos moderados y unionistas. Conspiraciones progresistas y derrocamiento de la monarquía isabelina.


La “Reina de los tristes destinos”, veraneaba en 1868 en San Sebastián, se exilió a Francia con su favorito, sin intentar resistir, triunfó la Revolución llamada “La Gloriosa”. Abdicó a favor de su hijo Alfonso XII, el 25 de Junio de 1870. Vivió el resto de sus días en Francia, fue testigo de la Primera República, del reinado de su nieto Alfonso XII, tras la regencia de Maria Cristina de Habsburgo-Lorna.


Falleció el 9 de Abril de 1904, a los 73 años en Paris y fue enterrada en la Cripta del Real Monasterio del Escorial.

 

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